Por etapas, suelo llegar a puntos dónde no sé si sea mejor morirme o empezar una vida nueva.
Soy demasiado cobarde para suicidarme y también para dejar atrás ciertas cosas, pero ya estoy harta.
Me he dado cuenta que el amor lo uso para llenar el espacio entre mi tiempo libre, es por eso que en mis últimos intentos fueron algo vacío y sin emoción.
Jamás había tenido la mente completamente vacía, sin ideas y sin rumbo.
Es de las peores cosas que me han pasado.
Estoy en un estado dónde no experimento emoción alguna, como una página inservible y aunque me subconsciente intenta recordarme cosas dolorosas no consigo llorar, ni estar triste, sólo las mantengo presentes sintiendo una punzada en el corazón o en el estómago y ya, tengo el poder de deshacerme de ellas como si pudiera quitármelas con las propias manos.
Ojalá el verdadero sufrimiento y pensar pudieran ser tan fáciles de quitar, con las manos o con un gesto, como por arte de magia y fuera asi cada vez que regresen.
Me he puesto tan insensible que, en lugar de enojarme o hacer una rabieta, solo leo, leo como loca y en lugar de dejar escapar un suspiro, me fumo un cigarro.
Mis esperanzas y expectativas hacia el amor han desaparecido, no quiero nada de nadie o quizás espero cosas extraordinarias, ya que a raíz de haber pensado ésto, me corté el cabello, lo suficiente para verme mal y que los hombres no volteen a verme, si alguien llega a llamar la atención tendré el pretexto suficiente para obligarme a olvidar aquello, como si fuera un insulto, un asunto aparte, no quiero que me toquen.
Mi vida ha llegado a un punto de ser melancólica y aburrida que, lo único que me queda es irme de aquí, quisiera ir una temporada al mar, trabajar como mesera y poder ir a sentarme todas las tardes en la arena viendo atardeceres, contemplando cómo mi piel se va volviendo más morena con el sol.
Quisiera irme a lugares lluviosos a recolectar frutos,a lo alto, con el ganado, convertirme en la forma más natural de todas mis versiones.
Nada me atiene a éste lugar, si me voy, la vida de la gente no cambiaría, nadie me extrañaría, nadie me detendría ni nadie me pediría que regrese, nadie, por que asi ha sido toda la vida, buscando ser indispensable y necesario para alguien, cuando en realidad jamás he podido serlo.
El más débil, sólo dijo que existía la posibilidad.
Ya no tengo nada en el camino.
No tengo que rendirle cuentas a nadie,no tengo que andar dando una cara y nadie irá a despedirse.
Todo eso lo sé, me pone triste pero igual un poco tranquila, por que sé que con alguien que me pida que no me vaya, será suficiente para quedarme.
Ojalá que eso me ayude con mi dependencia emocional.
Solo irme.
Quiero ahorrar y largarme.
Estoy triste sin hundirme, no siento nada, entonces me pongo feliz y lo siento muy poco, me dura tan poquito, este limbo me orilla a querer hacer estupideces, sentir que no importas, es morirte.
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Mátame lentamente