¿Por qué pasará que cuando te decides a hacer las cosas, basta con unos cuántos segundos para querer empezar a hacer otra o que las ganas desaparezcan derrepente?
El problema de todo es ser inconstante.
Jamás supe que la soledad era un trago dulce que se puede digerir por las tardes en cada puesta del sol.
Como leer una novela en alguna calle cualquiera, en un café, fumando un cigarro y que sólo sea un diálogo entre el libro y tú, matices del humo y un lenguaje corporal con la gente que está alrededor.
Las fotografías casi al anochecer, las calles llenas de escombros por una multitud, los puestos rodantes, una música repetitiva en mis oidos, con el volumen alto, mi cuerpo moviéndose automáticamente y esquivando por instinto todas las imperfecciones de la avenida, los suspiros, la expresión de las personas cuando se sorprenden al tomarles una fotografía, los animales que tengo que seguir corriendo para retratarlos, los eventos fugaces, el ruido callejero, los merolicos, los precios y los descuentos.
Esa es mi soledad.
La búsqueda experimental de un núcleo, era mi soledad y lo estoy encontrando con la fotografía, con sentimientos anestesiados y una mente en blanco.
Hasta pareciera que perdí la memoria en alguna experiencia o simplemente toda esa energía finalmente cesó, cesó después de casi 3 años.
Como mencioné en un post anterior o dos, realmente no recuerdo, éste es un estado vegetativo sin emociones, algo tronó, sé de dónde pero no quiero admitirlo, aún conservo mi orgullo, pero es delicado, se ha vuelto hippie, en realidad parte de mi ser se ha vuelto demasiado hippie, ya he dejado de buscarme problemas por el hecho de estar aburrida y eso implica centrarme un poco en disfrutar las cosas, como las ligeras cotidianeidades, quizás por eso me han pasado cosas demasiado lindas últimamente, por poner más atención.
Algo que también perdí y es lo único que lamento y extraño, es la inspiración, espero que regrese pronto, quedarse en blanco es lo peor que puede existir en el mundo, de la mano de no saber para dónde ir ni qué hacer, es parte de la inspiración, solo estar en el lugar y esperar a que algo pase, es quizás lo peor que ha podido pasarme.
No sé cuánto durará ésta pausa, que regrese la inspiración, que todo siga igual, encontré un lugar y me gustaría quedarme aquí un tiempo más.
Apenas ayer sentí el otoño, esos dias donde el viento se mueve gélido y todo está lleno de sol, pero no calienta, sólo ilumina, ni el rincón más celoso puede siquiera guardar un poco de calor, es la época donde la nostalgia parece venderse en frascos, la memoria de la primavera y el verano, la llegada del invierno y la pesadéz de pensar que el año está por terminarse (aunque relativamente falta la mitad) y contemplar si aprovechamos bien el tiempo o si podemos hacer algo para compensar el tiempo que falta, es cuando empezamos a comprar, comer y actuar demasiado ràpido, entonces cuando nos damos cuenta, llegan las fiestas navideñas y todo pasó demasiado prisa.
Asi es el tiempo, el único elemento del ser humano que es incapaz de recuperar, al igual que la muerte y para quienes crean en la reencarnación, aún asi sigue siendo una pérdida de tiempo.
Entonces llegaron los recuerdos, la nostalgia es un elemento que puede ser placentero si sabe aplicarse bien, como recordar buenos momentos, se vuelve en depresión y en otras histerias si recordamos queriendo recuperar.
La nostalgia es tan delicada, como estar en el punto de beber o no una cerveza más, por que te sientes bien en un momento, en el que te das cuenta que es nostalgia, pero si llegas al clímax, lo forzas y deseas regresar, es cuando uno se deprime y se debe quitar la resaca emocional con otras vivencias a corto y largo plazo.
Eso pude comprender en esta fase, quizás el principal problema de la mayoria de las personas es querer regresar, cuando algunas dicen querer seguir adelante mintiendo para que no se les juzgue de aprehensivas, pero todo mundo quiere regresar a un plano... iba a escribir más pero qué flojera.
Ya me voy, dije que no iba a desperdiciar mucho tiempo en internet.
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